jueves, noviembre 26, 2015

Reloj

M. se ha comprado un reloj de pulsera de cuerda. Artefacto hermoso. Cristales por ambas caras que dejan ver el mecanismo. Pero es incapaz ella de darle cuerda. "Te juro que no lo sabía cuando lo compré", me dice cuando le pregunto porqué lo eligió si era de cuerda. Un maestro relojero siempre se alegrará de saber que todavía hay quien compra relojes como ese. Incluso si se hace por error. Pero nunca veremos su rostro, que imaginamos, cuando le comente a su ayudante: "Hace 30 años que no vendía uno."