martes, mayo 17, 2016

Bonafinis

En esta columna, Leonardo Valencia ha sido honesto. Ha dicho lo que piensa del asunto Manguel y de cómo todavía persiste en estas nuestras repúblicas de aire la visión emponzoñada para recibir al que se fue, no importa si exiliado o hijo pródigo.
Al reproducirla en su perfil de Facebook -que recomiendo busquen, es de lo bueno que tiene esto de las social network- le han caído algunos reproches, faltaría más. Junto al de "justificador de despidos", se encadenan palabras y frases como, veamos: "fondos buitres", "tejido institucional", "receta de austeridad","reestructuración de la deuda", "mecanismos redistributivos", "compleja relación entre los precios de los commodities y las fluctuaciones del dólar en relación con el precio del petróleo". 
Con tal empacho terminológico vamos comenzando a entender porqué a cierta izquierda se le da tan fácil gobernar tan mal y destruir tan rápido.
Veo en esos reproches que todo va a peor porque todo sigue contaminado por el "a según" qué casaca vistes. Como los muertos que defiende aquella Hebe de Bonafini, que los hay buenos y no tan buenos. Y después te acusan a ti de ser binario, sectario. 
Hay quien de la noche a la mañana decide reconvertirse en el sindicalista más esforzado (hay noches tan fecundas como muchas prisiones), solo porque el enemigo de mi amigo manda trabajadores al paro. Trabajadores que son buenos, pero con fecha de expiración, solo porque son los míos.
Algo tiene Latinoamérica que junta Silvios, Bonafinis y Lemebeles. Y siente orgullo por eso.

viernes, mayo 06, 2016

Comisaria

Siempre en el trayecto hacia la liberación individual habrá un agente exterior y varios cadáveres en algún closet. Un intelectual orgánico del castrismo lo primero que se labra es un currículo al gusto de algún campus norteamericano. He aquí que aquella comisaria ideológica, viajera y también visitante predilecta de algunos campus podría llamarse Nancy Morejón.

En Diario de Cuba.

miércoles, abril 13, 2016

Exilio

Hoy en Diario de Cuba:

Con cada grupo de cubanos que cruza las aduanas del mundo libre regresa la pregunta sobre qué tipo de sujetos son, de si eso que por décadas hemos llamado exilio continúa en pie. A ese exilio se le había identificado siempre con un tipo de posicionamiento político bastante homogéneo, pero hoy conviene repensar su presente y comenzar a definir cuál y cómo será la presencia política de esa comunidad en el futuro de Cuba.

sábado, abril 09, 2016

Deslinde

En una de sus Emanaciones, Juan Abreu ha recordado cómo pasearon a Lam (cómo se dejó pasear) en su silla de ruedas por frente de la Embajada del Perú. Al pintor Lam, al que le quedaban dos años de vida.
Y pienso que a esos tres idolillos de la época, Lam, Guillén, Carpentier, los recuerdo yo siendo niño allá en Cuba. Eran tres banderolas de una cultura cautiva. Salían en la televisión, en los periódicos, aquellos horrorosos noticieros ICAIC. Carpentier había muerto en el 80, pero igual salía, era evocado.
Dice alguien que lo de Lam fue cosa de su mujer, que querían recuperar la obra suya que quedaba en Cuba, pero que, pobres ellos, la cosa no resultó. Da igual.
¿Qué edad tenía yo? No importa, los recuerdo bien. 
Hoy uno habla de sus obras y tiene que hacer esos deslindes. Admírense sus obras, detesten a los personajes. 
Tres ejemplos de la miseria moral cubana.

viernes, diciembre 04, 2015

Síndrome

El viejo poeta llora y dice que se sintió pagado. La antigua muchachita prostituta se reinventó en profesora de literatura de un instituto.
Dice también que eso fue al principio, cuando el corazón de todos estaba en las manos del líder.
Y eso también le pareció grandioso. Después no, después todo se jodió.
Hay algo en esa generación, que es, que fue, la de mis padres. Un algo que nos permite decir que el castrismo tiene licencia para mutar y seguir siendo dueño de los destinos de unas cuantas generaciones más. Porque ya saben, en el principio estuvo el bien. Solo que después se jodió.
Preguntemos entonces si todavía se puede ser condescendiente con lo que se jodió solo porque al principio no estaba jodido.

jueves, noviembre 26, 2015

Reloj

M. se ha comprado un reloj de pulsera de cuerda. Artefacto hermoso. Cristales por ambas caras que dejan ver el mecanismo. Pero es incapaz ella de darle cuerda. "Te juro que no lo sabía cuando lo compré", me dice cuando le pregunto porqué lo eligió si era de cuerda. Un maestro relojero siempre se alegrará de saber que todavía hay quien compra relojes como ese. Incluso si se hace por error. Pero nunca veremos su rostro, que imaginamos, cuando le comente a su ayudante: "Hace 30 años que no vendía uno."

jueves, junio 11, 2015

Padre

A veces, cuando abría alguno de los libros que me traje de Cuba tras mi visita de hace algunos años, me encontraba unos marcadores hechos de cartulina blanca con frases escritas a mano. Hablaban de cosas comunes: el amor, la soledad, de sentirse un sobreviviente sin familia cercana ya a su lado.
Habían sido escritas por mi padre, que hoy murió en Cuba.
Con él, junto a él, viví largos 34 años. Qué pudo no enseñarme, qué no aprendí de él. Lo vi partir al trabajo cada día, lo vi envejecer y enfermar. Me vio a mí elegir un oficio, formar una familia, marchar al exilio y sobre todo equivocarme mil veces. No recuerdo que me haya dicho nunca "lee", pero en cambio a aquella casita de madera y techo de zinc la pobló de libros que forman parte de la historia interminable de mi infancia, donde estaban la Odisea, las leyendas del campo recogidas por Feijóo, policiales, libros de historia, lecciones de idioma ruso, que él estudiaba, Nervo, algún García Márquez, un pequeño Larousse ilustrado que yo consultaba arrobado.

Mi padre, el tipógrafo, cuyo sueño no era ser comerciante, ni chofer, ni médico, sino trabajar en aquella diminuta imprenta del pueblo, olor a tinta y papel, sonido de máquinas, donde comenzó siendo un adolescente hasta hacerse imprescindible.
Ya ven que no volví a Cuba, no pude volver a verlo y me duele mucho eso. No haberlo visto otra vez me pesará toda la vida. Pero me quedo con lo mejor de todo lo que viví a su lado, todo lo que aprendí de él y todo el amor y el cariño que de él siempre tuvimos Martha, mis hijos y yo.
Esta mañana, cuando supe la noticia, la recibí con resignación y tristeza, porque sabía de su deterioro. Pero luego me puse a recordarlo y lo lloré, porque me acordé de muchos momentos que pasamos, recordé por ejemplo que cuando era niño me gustaba sentarme junto a él en el tren o la guagua y que él me fuera diciendo los nombres de todo lo que veíamos. Yo siempre lo vi tan grande, tan fuerte y tan maduro, tan renacentista, capaz de hacer de todo, de arreglarlo todo en una casa, el mejor padre que hubiera podido tener. 

Y pensé que hubo un viaje que nunca pudimos hacer juntos, que fue el de venir acá y estar los dos aquí, donde me hubiera tocado a mí nombrar las cosas para él. Y recordé también cuando fuimos a Santiago a la misa del Papa Juan Pablo II en enero de 1998, que caminamos toda la ciudad, cuando ya comenzaba a sentirse mal y fue el principio de su enfermedad renal y el comienzo del fin.

Yo estaré siempre muy orgulloso de él y explicar por qué me tomará, creo, la vida entera, la vida que él me dio. Pero lo resumo en los valores que él y mi madre nos trasmitieron a mí y a mi hermano, la educación que nos dieron, el respeto por los mayores, su humildad y su humanidad, su esperanza y su fe en la vida, su optimismo y su rectitud en muchos casos. A veces no tenía que decirme qué estaba bien y qué no, yo lo sabía por su mirada o por su manera de proceder. Sé que muchas veces los hijos no somos dignos de nuestros padres, sé que algunas veces pude causarle alguna decepción o tristeza por algo que hice mal o por alguna decisión apresurada que tomé, cosas de juventud que el tiempo ayuda a curar, pero siempre supe que él estaba y estaría a mi lado protegiéndome y enseñándome el buen camino. Siempre tuve su apoyo cuando quise estudiar lo que estudié, lejos de la casa, sin dinero y pasando hambre en Santiago, y luego cuando dejé el periódico para empezar en la literatura y luego cuando nació Alicia y comenzamos a vivir juntos Martha y yo, hasta que nos fuimos de Cuba. Sentir su voz cada fin de semana cuando lo llamaba era mi bálsamo, mi pedazo de Cuba que ya no existe más.
Estas palabras eran en principio para expresar mi agradecimiento a todos los que lo cuidaron y acompañaron en todo este tiempo, en especial en estas últimas semanas, las más duras de su enfermedad y su agonía. Al final ha sido mi descarga, mi paño de lágrimas. Y todavía siento que me quedan cosas por decir. Y quedarán más, claro.
Pienso que mi padre se ha ido en paz, aliviado de tantos dolores físicos y heridas más profundas, heridas en la memoria, que comenzaron desde que siendo adolescente tuvo que enfrentar la muerte de mi abuelo Herminio, fusilado por el Coronel Sosa Blanco a la vera de un camino apenas una semana antes de la huida de Batista, y muchos años después la separación de mi madre, de su nieta y de sus dos hijos. Yo no le perdonaré a los Castro que su régimen infame haya provocado la separación de tantas familias. Que mi madre haya tenido que venir a Estados Unidos para salvarme a mí de los problemas políticos que inevitablemente sobrevendrían. Creo que mi padre se sacrificó por todos nosotros al apoyarnos cuando dimos este paso. Aunque esa separación la hemos sufrido todos, mi madre en especial, él fue la principal víctima de eso porque su enfermedad no lo dejó en paz.
Para mí, el verdadero significado del exilio y todo el peso de lo político está cifrado en esa ausencia y en esa separación.
Mi padre se fue quedando solo, quizás en el fondo de su corazón lo haya sentido así, pero si algo sé es que no murió solo. Tuvo personas queridas a su lado y supo que de alguna manera desde nuestros sitios, su familia en el exilio lo acompañaba. Por ello, quiero creer que su viaje hacia la eternidad será mucho menos doloroso.

jueves, marzo 12, 2015

Ómnibus

Las vueltas que da la vida son la nada al lado de las que da el bus número 34.

Lo mejor de estos días: el frío se está apagando y las chicas comienzan a soltarse el pelo y a alejarse de jeans y botas.


A veces llovizna y no ves a nadie usando paraguas. Con el hoodie basta, dirán. Como en Seattle. El paraguas para las películas. Y para olvidarlos en los buses y baños y en cualquier otro lugar. Otro elemento más que me hace sentir extraño. Entre tanta humanidad a medio hacer, chicas y chicos de 20 años, mis canas y mi flat cap han de lucir obscenas. Por eso siempre sale la pregunta: Are you a faculty? No, soy estudiante. Pero también enseño.


Hay un alcalde de un pueblo del México profundo -o es un edil- que le dicen Layín y que le levanta el vestido a una jovencita que baila con él sobre una tarima. Es una muchacha tirando a flaca que lleva bragas blancas o color hueso, y que solo le ríe la ocurrencia. O le dice un "¡Ay, señor Layín!" casi al oído. También Layín ha dicho que como político es distinto de todos, que es honesto porque ha confesado que roba poquito, solo para ayudar. Este Layín merece una postulación seria a la Presidencia, merece que le crean. La política es para tipejos. Solo necesita una buena pareja, no como la chica que baila y se deja hacer.


El año pasado, durante un viaje a Miami, me salió una pequeña llaga en la boca, en el labio superior. Beso de cucaracha, recuerdo que le decían a eso en Cuba. Una ñácara, dirían M. y mi madre, a coro. Demoró en quitarse, de manera que me pasé esa semana medio escondido en la sawesera. Por vergüenza, supongo. Por estos días me ha vuelto a salir. Es el estrés, dice M. Si fuera eso sería una ñácara andante. Pero la he combatido duro. Y ha durado lo que es: una mierda.


Da muchas vueltas este bus.

jueves, marzo 05, 2015

Normalidades

Nos están haciendo creer una gran mentira, una mentira fabulosa: Cuba es un país normal. Lo bastante como para ser devuelto a una "realidad".
Están comenzando a desmontar la anormalidad cubana, a hacerla común.
¿O no es eso, sino que Occidente acabó por instrumentalizar un viejo acuerdo, que dice que ya no hay porqué juzgar esa anormalidad?

Una mentira puede fundar un territorio a su medida, dicen.

miércoles, febrero 11, 2015

Ceremonias

Una versión más corta de este texto que hoy publicó Café Fuerte la leí en la mesa titulada Imagining Cuba in a Post-Embargo Era: Ideas from the Cuban Diaspora in Texas, organizado por The University of Texas at Austin el pasado 30 de enero.

Para ver toda la sesión en video, aquí.