viernes, noviembre 23, 2018
Negroni
La pasión por el artefacto mínimo es lo que ha llevado a Negroni a fijar la mirada en Cornell, Dickinson y Satie. Toda pasión es siempre pasión por el abismo, pero sólo ante la posibilidad del abismo puede uno evolucionar, o sea, tomar conciencia de nuestra brevedad. Al servir a un Dios, la música es el primer intento de competir con él. La poesía, sin embargo, no compite: la poesía es exponerse, quedar a la intemperie abierto al castigo del absoluto.
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